Las esponjas naturales secas se han utilizado durante siglos para diversos fines, como limpiar, pintar o almacenar líquidos. No mucha gente sabe que también se han utilizado incluso como anticonceptivos.
Imitando los logros de la naturaleza, nuestra civilización creó entonces esponjas sintéticas. Su estructura porosa ayuda hoy no sólo en las tareas domésticas (por ejemplo, la limpieza), sino también a capturar partículas microscópicas para las necesidades de la ciencia y la industria.
Investigaciones recientes han demostrado que unas esponjas sintéticas especialmente desarrolladas pueden eliminar eficazmente los microplásticos de los líquidos. Si se amplía la producción de estas esponjas, podrían utilizarse en plantas de tratamiento de aguas residuales y en la industria alimentaria.
Sin embargo, existen algunos retos, como la competencia por los ingredientes clave, así como el uso de compuestos tóxicos para crear materiales innovadores para las esponjas.